(Música: Javier González/ Letra: Alejandro Szwarcman)
(1ra. Mención Honorífica Fondo Nacional de las Artes – 2007)
Acaso Quijote o Cristo
tan flaco como un grisín.
Pobre Mefisto y mendigo
disfrazado de Chaplín.
En el semáforo siempre
con su sombrero bombín
y el bigotito pintado
con un marcador y el dolor del esplín.
Por una moneda, un suspiro
y por un suspiro, acaso el Edén.
No volvieron a verlo en la esquina
ni jamás preguntaron por él.
Lo tragó la ciudad y el olvido
la ciega razón que no puede entender
cómo es que se vuelve payaso
cualquier hombre que quiere comer.
Este arlequín solitario
este precario Chaplín
murió ignorando que a nadie
hizo llorar ni reír.
Se lo llevó una mañana
la prisa de un autobús,
pegado en el parabrisas
con una sonrisa y los brazos en cruz.